¿Qué hicimos
compañeros
al pie del cañón
soportando
frío y viento
y todos los elementos
ya sean de primavera
o de invierno?
¿Qué hicimos?
Hicimos
lo que teníamos
que hacer.
Y lo hicimos bien.
En silencio
sin prisa
sin alardes
hicimos
lo que debíamos
sin pensar
en flamear de pendones
ni en victorias
ni en tremolar de banderas
o fanfarrias.
Salimos
a recorrer las calles
porque eso
era lo que
teníamos que hacer.
Y esa tarde
con la plácida calma
del deber cumplido
y el calmo
discurrir de las aguas
en el atardecer
volvimos a casa
tarareando
una alegre
y suave tonada.
Y en el jardín del edén
en el árbol
de la sabiduría
del bien y del mal
en la rama
más alta
y pequeñita
una nueva hoja
nos ha nacido.
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