Hablamos de esos días
en que la música hace daño
y el corazón se recalienta
y se encoge
y se hace enorme
al mismo tiempo.
Y se ablanda
y los sentimientos se desbordan
y las convicciones flaquean
y uno se siente indefenso
hasta la náusea.
Hablamos de esos días
en que el corazón
se vuelve una noche oscura
y uno se tambalea
y se pierde en el laberinto
y se enfrasca
sin saber si es o no
si avanza o se retrasa.
Hablamos de esos días
en que quieras o no quieras
afloran las lágrimas
ya sean húmedas o internas
y uno se vuelve tierno
y sólo quiere
una mano tendida
un abrazo
un cariño
alguien a tu lado
una mañana tranquila
y una nueva alborada.
Ya saben
hablamos de uno de esos días.
sábado, 20 de octubre de 2007
jueves, 4 de octubre de 2007
Elogio de un hombre distraído a una gran mujer
Y que camina
lánguido
por la calle
el alma en vilo
la mirada vuelta
el paso tibio
el gesto ido
pensando
soñando
rezando
con rumbo errante
y soplo pálido
solo
inquieto
y mudo
¡Ay! suspira
romántico
vista al cielo
vista al suelo
media vuelta
y se va.
Pero ¿dónde está
la gran mujer
en este poema?
¡Uy!
¡Perdón!
¡Andaba distraído!
lánguido
por la calle
el alma en vilo
la mirada vuelta
el paso tibio
el gesto ido
pensando
soñando
rezando
con rumbo errante
y soplo pálido
solo
inquieto
y mudo
¡Ay! suspira
romántico
vista al cielo
vista al suelo
media vuelta
y se va.
Pero ¿dónde está
la gran mujer
en este poema?
¡Uy!
¡Perdón!
¡Andaba distraído!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)