jueves, 4 de octubre de 2007

Elogio de un hombre distraído a una gran mujer

Y que camina
lánguido
por la calle
el alma en vilo
la mirada vuelta
el paso tibio
el gesto ido
pensando
soñando
rezando
con rumbo errante
y soplo pálido
solo
inquieto
y mudo
¡Ay! suspira
romántico
vista al cielo
vista al suelo
media vuelta
y se va.
Pero ¿dónde está
la gran mujer
en este poema?
¡Uy!
¡Perdón!
¡Andaba distraído!

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