¿Es la queja
del hombre?
¿Es su queja?
¿Cabeza alta
encarando
un destino
que a veces
se le antoja
demónico
que a veces
ve terriblemente
injusto
que se niega
a admitir
y no entiende?
¿O es la queja
berrinchona
del niño
enfadado
por no haber
podido
alcanzar
esa libélula
que vuela libre
inalcanzable?
El niño
que hay en mí
dará paso
al hombre.
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