El otro día
por mi ventana
un rumor
como de primavera
se adivinaba
en los árboles
de la plaza.
Un vaho verde
que se intuía
al fondo de la maraña.
Árbol a árbol
rama a rama
el invierno crudo
seguía asentado
en los troncos dormidos
en los dedos desnudos
en los vástagos cerrados
y sin mirada.
Pero al mirar el bosque
no la planta
un vaho verde
y un rumor de primavera
saltaba de árbol a árbol
de rama en rama
anunciando
esa noticia
que hace aletear
las yemas de los árboles
cada vez que la primavera
empieza
a acariciar
con sus dedos tibios
las hojas ocultas
y la savia dormida
de árboles y plantas.
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