La vida está cargada de nostalgias
penden en racimos de las calles
y cuando menos falta hace
nos asaltan como fantasmas
secuestrándonos con anhelos embozados.
Las nostalgias siempre tiran de nosotros
algunas nos atrapan,
y otras sin más nos arrastran
queramos o no sus ansias.
Hay nostalgias de ayer y otras de hoy.
Hay nostalgias que se van
para dejar paso a otras nostalgias.
Las hay juguetonas y alegres
pero otras son pesadas y amargas.
Hay nostalgias de otras nostalgias.
El futuro está lleno de nostalgias.
Si hiciéramos vendimia de nostalgias
destilaríamos el elixir
de la memoria afrodisíaca
y rebelde
y amarga.
Tomarlo en pequeñas dosis
el exceso mata el alma.
Nunca tuve miedo
de la nostalgia que fue,
es hogareña y amable,
pero ¡ay del que le atrape
la nostalgia de lo que nunca será!
Se verá atrapado
por un torrente de utopías,
añorará lo que nunca vio,
los demás lo tacharán
de visionario
o comunista,
y al ver la marca en la frente
se apartarán
dejándolo sólo
en un mundo de sueños
y un día
arrebatado en una nube
será pura nostalgia.
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