Cuando del tiempo nada espere
mi ánimo se vuelva bruma
y mi esperanza ya no brille.
Cuando ya no se alce
en voz mi palabra
ni en susurro
ni siquiera en brillo
Cuando ya no sea
ni reflejo de hombre
ni silbo de pájaro
ni mirada entre las nubes
Llevadme al mar.
Y dejadme allí
junto a la orilla
escuchando su diálogo
de infinitas historias
de incontables riberas
Dejadme allí
os digo
con el eterno viajero
infatigable
dejadme con mis recuerdos.
Volveré a navegar.
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