Tú y yo.
Frente a frente,
por todo lugar,
por todo tiempo.
Bailamos la danza del cuclillo,
un pasito adelante
y otros dos atrás
hacia Tu Mano extendida
que no me atrevo a aceptar.
Y así, paso a paso,
ligero, inconsistente,
amago acercarme a Ti
para luego quebrarte y pasar a tu lado.
A pesar de todo Tú me acercas
la mano extendida que siempre anhelo.
Ni Tú, ni yo.
Generalmente ni Tú
y, a veces, ni tan siquiera yo.
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