Uno da para lo que da
y vale para lo que vale.
Y así ha sido
desde que me parió mi madre.
Y aunque estos versos
se conviertan en abrigo
de arrivistas,
oportunistas
y vocingleros.
De esa mala gente
que puebla las calles
manipuladores
y cínicos
incompetentes
y egoístas.
Mala gente
con malas intenciones
y mala sangre
que se escudan
al abrigo
de cualquier cosa
con tal que
todo esté de su parte.
A pesar de todo
lo digo
que uno da para lo que da
vale para lo que vale
y hasta donde yo sé
también digo
que lo que hace
este hijo de mis padres
me parece
no sólo suficiente
sino también bastante.
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